TarjaTeatro Teletón - Santiago, Chile
23 de Marzo del 2011He de comenzar esta crónica con un arranque de sinceridad y señalaré entonces que no esperaba mucho del concierto en cuestión. Nunca he sido uno de esos admiradores acérrimos de Tarja, ni siquiera cuando estaba en su ex banda. Evidentemente reconozco su talento, tendría que ser muy bestia para no darme cuenta de que es toda una prodigio en lo que hace. Es más bien una cosa personal, me gusta su trabajo de antaño, pero nunca me volvió loco. Sus dos discos en solitario me han parecido interesantes esfuerzos, con varios temas muy buenos, pero tampoco encienden en mí la llama del fanatismo. ¿Hacia dónde voy? No, no quiero tirar pestes a la artista, sólo quiero recalcar el hecho de que este show fue una muy grata sorpresa. En definitiva, algo memorable. Un manojo de emociones que los más fanáticos difícilmente dejarán de atesorar. En seguida les cuento por qué.
Pocos minutos antes de las 20 horas, nos apersonamos en las puertas del Teatro Teletón. Allí en las afueras aún quedaban algunos rezagados fanáticos que daban pistas del ambiente que se podría encontrar adentro. En el interior estaba muy grato, aunque con mucha expectación y nerviosismo, como era de esperar. Hay que señalar eso sí, que desde antes se podía intuir que Tarja sería una de las tantas perjudicadas por la lluvia de conciertos de estos meses, por lo que no se esperaban más de mil personas en el recinto, y así fue. Puede sonar a poco, pero la verdad es que esa asistencia es más que aceptable si consideramos la variedad de factores que pueden haber influido. Sea como sea: cada uno de esos 1000 fanáticos se las arregló para cantar por 10, y fue una muy estruendosa multitud, ¡vaya que sí! También vale la pena notar que este es uno de esos pocos conciertos en que la proporción de mujeres y hombres se acerca a igualdad, sólo comparable a lo que ocurre en conciertos de Epica, Theatre Of Tragedy o The Gathering. Debe ser por un mayor nivel de identificación o afinidad con el sonido de la banda, quién sabe, da para un estudio aparte. También se contó con la presencia de importantes autoridades, entre ellas figuraba la embajadora de Finlandia (con quien pude conversar luego del show, y se mostró maravillada).
Con un leve retraso, a eso de las 20:20, se iniciaba el show. La pieza encargada para iniciar y servir como presentación para la banda fue una versión instrumental de If You Believe, y bastante extendida a decir verdad, con más de tres minutos. Los más fanáticos deben haber sentido que la espera era eterna, porque uno siempre se pone un poco ansioso cuando se han apagado las luces, comienza a zona la música pero la agrupación no aparece. Luego de un buen rato, comenzaron a salir los músicos, primero el guitarrista Julián Berret (de Barilari) y Max Lilja (actual Hevein y ex-Apocalyptica, nada menos), quienes se ubicaron hacia la derecha del escenario, o izquierda del público si se prefiere. Max tenía su propio espacio en ese sector, con un asiento y una pequeña tarima que elevaba su figura para que pudiera apreciarse desde todos los rincones. Luego apareció Mike Terrana, con su kit ubicado hacia la derecha del público, algo no muy común puesto que por lo general la batería va justo al medio del stage, o tal vez un poco hacia la izquierda o a la derecha, pero ahora estaba en el -extremo- izquierdo. El centro estaba reservado para Christian Kretchmar, que en su calidad de director no podía ocupar otra posición. Cerca de Julián se encontraría el bajista Doug Wimbish (quien se desempeña Living Colour y… The Rolling Stones (¡!)). Con todo el mundo sobre el escenario y con la intro a punto de terminar, sube al fin ella, la estrella de la velada: Tarja Soile Susanna Turunen (que por cierto se pronuncia /’tɑ.ɾjɑ/, o ‘tária’, algo a tener en cuenta para el futuro).
Rápidamente inició Dark Star, una de las perlitas de la placa que se venía a promocionar. Ideal para que Max mostrara para qué lo habían traído, y dejara claro que no da lo mismo una pista a base de sintetizadores, que tener a un cellista en vivo y en directo. Grandioso momento. Por otro lado, quedaba clarísimo desde el primer momento que el sonido era de nivel mundial. El Teatro Teletón ha dado muestras de sobras de que es una gran opción cuando de conciertos se trata, aunque siempre puede pasar algo en el camino, pero no fue hoy el caso. Cada uno de los instrumentos sonó con claridad y potencia durante toda la noche. Lo mismo hay que destacar acerca de Tarja. No es sorpresa para nadie que ella canta muy bien, rayando la perfección, pero la verdad es que eso poco importaría si el sonido fuera malo. Afortunadamente se pudo apreciar toda su calidad vocal y los asistentes constatamos que es una maestra en lo que hace. ¡Detalle importante! Había un telón con la portada de What Lies Beneath (que como sabrán, muestra la cara de Tarja) pero –delante– de la banda (había otro detrás, claro está). Estaba hecho de una material ligero y transparente, ¡parecía un holograma! Fue un muy bonito detalle. Y claro, a mitad de la canción, al llegar la parte más potente, se da la orden y el telón cae, mostrando a la banda en pleno, provocando la primera gran ovación de la noche (sin contar el insano griterío típico de cuando los músicos aparecen en escena). Fue un muy prometedor comienzo.
Una breves palabras de agradecimientos en perfecto español, y visiblemente sinceras, y rápidamente se hace presente My Little Pheonix, uno de los créditos del primer disco de Tarja, y que sólo vino a resaltar el excelente trabajo de Christian en los teclados, a cargo de todo el trabajo con arreglos orquestales, aunque siempre apoyado por Max y su omnipresente cello. Sin mayor preámbulo, vino una especie de sorpresa; hablamos de The Crying Moon, una canción que no figura en las diferentes ediciones del último disco, sino que sólo en sencillos previos. No obstante esto, el tema no era desconocido para los fanáticos, y el acompañamiento en el coro por parte de ellos se hizo sentir. Lo que sí fue una sorpresa, y de las grandes (al menos para mí), fue ver que el monumental solo -que según yo era de guitarra- lo ejecutó Doug. ¡Paren todo! ¿Doug no es el bajista? Pues sí. ¿Y cómo hace un solo de guitarra con su bajo? Con tecnología y una importante cantidad de magia. He tenido la fortuna de ir a un montón de conciertos, y puedo asegurar sin miedo a exagerar que ese fue uno de los mejores momentos que haya podido presenciar. Es cierto que seguramente le bastó con presionar un pedal y logró el efecto de sonido, pero el virtuosismo absoluto que exhibió no se lo ganó en una caja de cereal, claro que no. Me quedó claro por qué el tipo ha trabajado con artistas con estirpe de leyendas del tipo de Mick Jagger, Billy Idol, The Rolling Stones y el mismísimo Joe Satriani (y también trabajó con Annie Lennox y Madonna). Bajó incluso hasta las barreras para compartir con el público y tocó con el bajo tras su cabeza. ¡Un maestro!
Nuevamente otras palabras, esta vez intercalando español e inglés (con una facilidad asombrosa, hay que decirlo), y sin demora comienzan los fascinantes primeros acordes de I Walk Alone, con esa invernal y fría intro. Este es uno de los mejores cortes de la primera producción de Tarja, y uno de los más populares entre los fanáticos. Y bueno, eso se notó, porque el melódico coro fue sin duda uno de los más entonados durante la noche. Continuando presentaron la tremenda Falling Awake, canción que en su versión en estudio cuenta con la participación de nada más y nada menos que Joe Satriani, y que halló a su reemplazante ideal en Julián, un tremendo músico a la altura de Joe y de todas esas deidades legendarias de la guitarra. Fue una interpretación totalmente pulcra, con mucha fuerza y pasión por parte del argentino. Y hablando de argentinos… Prosiguió todo con uno momento verdaderamente memorable, de esos que uno jamás espera ver (o espera ver jamás). Tras una pequeña pausa para tomar aire, Tarja menciona que el siguiente tema va dedicado a “un gran colega”, llamado Gustavo, y que esperaba que se recupere pronto. De inmediato pensé “¿Gustavo? ¿Cuál Gustavo? ¿Que se recupere?” Pensé en Gustavo Cerati, pero me dije a mí mismo “¿Tarja haciendo un cover de Cerati o Soda?”. Bueno, ¡pensado y hecho! Comienzan a sonar los primeros acordes de Signos, emblemático tema de Soda Stereo. Un momento histórico. Si hasta la señora embajadora estaba alucinada allá en el palco.
Después de ese gran momento, no podía venir algo sino igual de bueno. Y la verdad es que no defraudaron. Esta vez el encargado de asombrar a la audiencia fue Mike Terrana, con un solo que quedará registrado como uno de los mejores que haya visto. Creo que el único solo igual de sorprendente que he visto es el de Neil Peart el año pasado cuando Rush vino a Chile (me acuerdo y me emociono). ¿Cómo explicar el nivel de virtuosismo que demuestró Mike? Es que es una cosa que hay que ver. ¡Y la potencia! Parecía que tenía conflictos personales con cada una de las partes de su colosal kit, porque golpeaba a cada uno como si quisiera destruirle, casi con odio. Bueno, no precisamente, pero es el estilo de Mike: algo muy vistoso, enérgico y bestial. Ni hablar de los alucinantes malabares que hacía con sus baquetas. Las giraba hacia allá, luego hacia acá, las lanzaba al aire mientras aún giraban y justo cuando creías que se le había caído una, ésta en realidad ya estaba golpeando rides y toms de forma ensordecedora. Cuando ya todos estábamos con la boca abierta de asombro, vino los más genial: la cuarta parte (El Finale) de la Obertura de la ópera Guillermo Tell, de Gioacchino Rossini, más conocida como “la música de las carreras de caballo”. Fue un momento único: la técnica y el poderío de Mike, sumados a su simpatía, mezclado con el estupor y regocijo de la audiencia. Vale decir, todo estábamos sorprendidos, pero muertos de risa también. ¡Momento glorioso! Mike Terrana: ¡un monstruo!
Pasado ya ese momento, se suman los demás miembros y ejecutan una especie de solo grupal, algo netamente instrumental, por lo que Tarja permaneció tras el escenario (mientras aprovechaba de cambiarse de atuendo). Esto permitió ver el nivel de todos los músicos, principalmente de Julián, que tuvo oportunidad de despacharse unos solos de antología. Lo propio con Max, que mostró cosas muy interesantes con su cello. Mike no, ¡porque tenía que descansar! Doug y Christian estaban más bien enfocados a la base rítmica y la melódica respectivamente, sin perjuicio del talento que sacaron a relucir.
Luego de esa descomunal demostración de habilidad, continuaron con los temas provenientes del último disco. Primero fue el turno de Little Lies, que permitió el lucimiento de Max, que con su cello ya tenía un show aparte. Además, la potente intro mostró a un Mike nuevamente casi furibundo, dándole a los tarros con aparente odio. Tarja seguía impecable en lo vocal, y ahora lucía un vestido mayormente negro, pero con algo de blanco en la parte de atrás. Yo no sé nada de moda, pero vaya que se veía guapa. Así mismo siguió la emotiva Underneath, una composición que gracias a su atmósfera permitió que Tarja luciera toda la emotividad que es capaz de expresar. Se notó que es otro de los grandes aciertos de What Lies Beneath, porque el público se mostró totalmente entregado, coreando a todo pulmón. Y lo que vino luego fue… No lo sé, ¡un pedacito de cielo! Sabía que en algún punto vendría un tema de Nightwish, ¡pero jamás esperé que fuera Stargazers! Cuando comenzó a sonar, el Teletón casi se desarma, pues el nivel de ovación fue desquiciado, de otro universo. Ni yo mismo lo podía creer. Por unos segundos cerré mi campo de visión y me concentré en Tarja, y fue como volver un lustro (media década) en el tiempo y tener a Nightwish al frente. Un momento mágico, sin duda.
Luego pasamos a la parte acústica del set. Se podría decir que fue una suerte de mini set unplugged. Mike abandona su batería y se acerca hacia el centro del escenario, con un bongó (o una conga quizás) entre sus rodillas; Max, en el otro extremo, acercaba su asiento hacia el centro; Julián y Doug hacían los propio y tomaban asiento, con su guitarra y bajo. Unos técnicos ayudaban a Christian a poner un teclado en la parte central de la tarima. Tarja se ubicaba justo al centro. Se produjo entonces un ambiente de intimidad, con los miembros de la alineación muy cercanos entre sí, con luces tenues y un telón que tenía una proyección que daba la impresión de nieve flotando: un muy bonito efecto acorde al momento. En medio de esa atmósfera fue que comenzaron interpretar temas como Higher Than Hope, otro clásico de Nightwish y la emotiva y a la vez poderosa We Are. Luego de eso se produce un cambio notable. Christian, el hombre orquesta, pasa a ocupar otro cello, para hacer dupla con Max, y deja a Tarja en el teclado, quien mostrará así que es más que una voz bonita. En serio, la chica es muy talentosa, más allá de su increíble calidad y técnica vocal. Para rematar este genial momento, interpretaron las preciosísimas Minor Heaven y The Archive Of Lost Dreams, que produjeron uno de los momentos más impactantes de la noche.
Luego de navegar por ese mar de melancolía, hacía falta recalar en puertos más Heavy. Fue por esto que lo siguiente en la lista fue Ciaran’s Well, que con su aplastante fase introductoria hizo que nos sacudiéramos cualquier indicio de emotividad. Lo bueno de verla en vivo es que la gente no se mide, no se guarda y simplemente grita desde el corazón. Gracias a eso, la interpretación fue poderosa en toda su extensión. Eso sí, fue genial apreciar el trabajo de Tarja hacia el final, en aquella parte donde juega con su voz. Si en el disco ya es todo un acierto, sobre el escenario no hace más que sorprender profundamente. Un gran punto a su favor. En seguida, y casi sin pausa, vino la magistral In For A Kill, uno de aquellos puntos altos de What Lies Beneath. Me resultó todo un agrado escuchar esta canción, porque a diferencia de la ya citada Ciarans’s Well, tiene un muy buen trabajo en las melodías vocales, y Tarja le sacó gran partido a ese aspecto. Con este gran combo de temas potentes Tarja da por finalizado el show y se despide, se reúne con sus músicos en el centro del escenario y se retira muy agradecida. Evidentemente nadie creyó que ese fuera el final, y rápidamente comenzaron las plegarias para volviesen.
Pasaron un par de minutos y la banda vuelve triunfal al escenario, con una Tarja que se veía genuinamente agradecida por la recepción en general y por la entrega del público. A esas alturas ya le habían regalado dos jardines y medio de flores y muchos peluches. Ella es de esa clase de artista que no aparta su lado más humano, por lo que esas cosas significan mucho. ¡En fin! Era hora de seguir con la música, y para hacerlo en grande, ejecutaron un fantástico medley de canciones ícono del Pop y del Rock ochentero. Las tres elegidas fueron, Where Were You Last Night de la sueca Ankie Bagger (tema que Nightwish ya había versionado), la tremenda Heaven Is A Place On Earth de la bellísima Belinda Carlisle (cuando yo era niño estaba enamorado de ella, ¡ejalé!) y Living On A Prayer, de Bon Jovi, uno de los grandes himnos generacionales de los ‘80. No puedo agregar mucho más, fue simplemente increíble. Añadan otro punto a la lista de sorpresas y grandes momentos del show.
Estábamos llegando casi al final, y la gente podía intuirlo, por eso se esperaba que el siguiente tema (o los siguientes, si la suerte estaba de nuestro lado) fuera uno de los más grandiosos. La escogida fue Die Alive, y la gente pareció disfrutarlo mucho. Notable trabajo de Christian para dar vida y fuerza a este segmento de arreglos corales que tan débil se escucha en el disco. Acá sonó muy bien, y ese es mérito del hombre de las teclas. Ya iban 18 números y era poco probable que quedara algo más, pero no habían tocado uno de los grandes éxitos del nuevo disco: Until My Last Breath, de lo mejor del material con que cuenta esta chica, y seguramente los fans agradecieron su inclusión.
Llegó el momento de despedirse, y pareció ser que esta vez sí era definitivo. Nuevamente la formación al centro, con la correspondiente reverencia ante el público. Una emocionada Tarja dice adiós y confiesa que planea volver a Chile, lo que provocó la algarabía de la fanaticada. La banda en pleno se retira y deja una especie de vacío en el escenario, el sentimiento de que algo más faltaba, pero parecía que ya todo estaba dicho por parte de la banda. En ese momento Tarja baja del escenario hasta la barricada para saludar y despedirse de los fanáticos más cercanos a ella. El micrófono aún estaba abierto y se escuchaba el fanatismo resonar por todo el teatro, cosas “¡eres una diosa!”, “¡te amo¡” se escuchaban una y otra vez por parte de los eufóricos seguidores. De pronto y espontáneamente surgió el clamor de mil voces: “¡Wishmaster! ¡Wishmaster!”, entonces pensé: “¿será posible?”. Lo vi poco probable, pero no imposible, y en el momento en que Tarja dice “¿qué? no escucho”, todos supimos que sería una realidad. Lo único que pidió a cambio fue una petición más enérgica, y el coliseo casi se viene abajo con ese tremendo “¡Wishmaster!” En instantes la banda estaba sobre el escenario y segundos más tardes sonaba la épica y monumental Wishmaster, una de las obres cumbres de Nightwish y del Metal Sinfónico en general. De nuevo he de destacar el trabajado de Christian, gracias a quien esta versión sonó poderosísima, con sus partes orquestales nítidas y arrasadoras. Fue tremendo, no hay palabras que puedan describir la grandeza del momento. Tarja totalmente entregada, como si fuera el mejor momento de su vida, Mike asesinando a martillazos a su batería, Max extrayendo lo mejor de su cello, Doug y Julián tocando cada acorde como si su vida estuviera en juego, y Christian comandando todo ese ataque desde su atalaya. ¡Inolvidable!
Fue una presentación redonda, cercana a lo sublime, con un sinfín de sorpresas, cada una de las cuales fue un verdadero regalo para los fanáticos. En lo personal, un tapa bocas del tamaño del cielo. No esperaba mucho de esta presentación, sin embargo me fui feliz por haber visto uno de los mejores conciertos del año. Imagino que para los más fanáticos este sentimiento fue incluso mayor, mucho mayor. Yo no fui al show del 2008, pero hablando con personas que sí asistieron, me doy cuenta de que la presente edición fue muy superior a aquella, con un mejor sonido, una mejor dirección y mucha más entrega por parte de la banda. No hay muchos más que agregar al respecto, simplemente un gran show. Esperemos que vuelva pronto y nos sorprenda nuevamente.
LIVE REVIEW: Andy Zepeda
FOTOS: Guillermo Salazarhttp://www.powermetal.cl/